La irrupción de la comunicación de masas en el ejercicio de la política supuso algunos cambios relevantes en cómo se expresaban las ideas y se difundían las propuestas por parte de los políticos. Es evidente que no fue ajeno a ello el hecho de que la democratización de la política implicó el tratar de alcanzar a públicos mucho más amplios y diversificados. Se ha ido consolidando así la tendencia a concentrar los contenidos de lo que se quiere comunicar en «cortes» o frases reducidas que pretenden recoger lo esencial del pensamiento del político. Podría parecer que Mario Pérez Antolín se sitúa en un espacio similar, pero es evidente que cualquier parecido es mera coincidencia. No solo debido a que este libro no es (únicamente) un libro de política, sino sobre todo porque lo que hace su autor, desde hace años, es trabajar y profundizar en el complicado mundo de los aforismos: esa sabia mixtura de sentencia, proverbio y máxima, que sirve de guía cuando lo que predomina es la confusión. Se necesita una mezcla de poeta de la quintaesencia y de cirujano de lo superfluo para realizar esa labor de síntesis y, al mismo tiempo, de reflexión crítica a la que Mario Pérez Antolín nos invita.
El lector irá encontrando súbitos cambios de estilo, de formato, y también de contenido. Por tanto, habrá rincones en los que uno podrá encontrar abrigo y cruces en los que soplarán todo tipo de vientos. Pero lo indudable es que en cada página cada cual encontrará expresiones que le interpelarán, y le obligarán a replantear respuestas y a reformular preguntas. Hay respeto por lo dejado atrás, aunque también pasión por construir nuevos espacios y miradas. En el texto, encontramos reflejos preocupados por el enorme impacto que está provocando en nuestras vidas el cambio tecnológico y sus efectos en nuestra autonomía, pero al mismo tiempo se palpa una tozuda confianza en que seremos capaces de aprovechar las oportunidades que genera ese acelerón inmenso al que se ha visto sometida la historia de la humanidad, por ejemplo, a través de la propiedad distribuida y compartida.
Mi mirada sobre los aforismos del libro no puede resultar ajena a mi propia inclinación por la política y lo político. Y son notables las referencias explícitas a autores propios de la historia de las ideas políticas, así como son constantes las referencias implícitas al ejercicio humano de la política (que tan magistralmente iluminó Maquiavelo hace quinientos años). Una política con sus virtudes y proyectos, pero también con sus trampas, medias verdades, justificaciones para cualquier desatino, o la peligrosa tendencia a confundir posición con rango y mérito. En fin, me siento honrado de haber podido prologar este texto que me ha permitido aprender y discutir conmigo mismo sobre mis propios prejuicios y convicciones. Espero que lo disfruten, como yo lo he hecho. En este caso, no es cierto lo de que «la adquisición defrauda», más bien incentiva a esperar próximas entregas.
JOAN SUBIRATS.